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La evaluación de la eficacia de los productos consolidantes aplicados a piedras o morteros degradados es uno de los puntos más discutidos y controvertidos entre los científicos conservacionistas que se ocupan de los materiales pétreos.
Entre los muchos métodos propuestos (velocidad ultrasónica, taladrado, resistencia a la compresión o a la flexión…) ninguno por sí solo proporciona respuestas precisas y definitivas; y la pauta actual es seguir al menos dos.
Un test apreciado por su sencillez a la hora de realizarlo es el conocido como Scotch Tape Test, o peeling test; la única instrumentación necesaria es una balanza de precisión, presente en todos los laboratorios y, en cualquier caso, adquirible a bajo precio.
El Scotch Tape Test consiste en pesar tiras de cinta adhesiva, que luego se pegan a las superficies de los materiales tratados, se retiran y se pesan de nuevo. Por una simple diferencia de pesada se obtiene el material retirado, el cual será inversamente proporcional a la consolidación obtenida.
Inicialmente, se sugirió el método para evaluar la resistencia de pinturas (o de recubrimientos sobre metales), tanto es así que existe un método estándar (ASTM 4214-97 ‘‘Standard Test Methods for Evaluating the Degree of Chalking of Exterior Paint Films’’), que prevé la evaluación a través de una interpolación por imágenes, pero se refiere a la evaluación de la degradación de las pinturas en la construcción civil, y no lo tomaremos en consideración aquí. Además, la evaluación requiere una instrumentación de análisis por imágenes, que no es fácilmente accesible para todos.
El Scotch Tape Test, realizado mediante pesaje, fue introducido en el ámbito de la restauración por Mora y Torraca [1] ya en 1965, y, sin embargo, tiene límites que deben tenerse evaluarse cuidadosamente.
Primer punto a subrayar: el test solo proporciona un índice de consolidación superficial, sin posibilidad de obtener información sobre lo que ha ocurrido en el interior del material, si el consolidante ha penetrado y cuánto, si ha cumplido con su función en las capas internas, etc.
Segundo punto: el test está sujeto a numerosas variables que pueden conducir a errores incluso graves. Por ello, se han propuesto diversos protocolos de análisis encaminados a la reducción de variables externas.
Entre las muchas variables a tener en cuenta tendremos:
Todos estos puntos han sido abordados por diversos grupos de investigación y se han planteado diversas propuestas.
Las medidas deben repetirse varias veces en la misma área, posiblemente elegida, regular y plana. También se han recomendado diferentes enfoques para el procesamiento de datos: desde un promedio simple sobre 6 medidas [3], hasta una interpolación más compleja de una curva tomada sobre 10 medidas [1,2]. Este segundo sistema, más complejo, pretende reducir las diferencias que en ocasiones se pueden encontrar entre las primeras medidas, que desprenden gránulos inconsistentes ligados a la variabilidad de las superficies, y las medidas posteriores, que se realizan sobre la superficie efectivamente consolidada.
El tamaño de la tira de cinta adhesiva debe ser de al menos 3-4 cm2, y a menudo se han utilizado tiras de 2x5 cm.
La cinta debe aplicarse con la mayor fuerza posible y constante sobre la parte posterior, con las yemas de los dedos o con un objeto liso de plástico blando, como una goma de borrar.
Una vez aplicada la cinta, debe esperar unos 3 minutos antes de retirarla.
Las variables introducidas por el operador, como la fuerza con la que se presiona la correa y los métodos usados para su extracción, dificultan la comparación de pruebas efectuadas por diferentes laboratorios; sin embargo, sigue siendo una prueba útil para comprender el comportamiento de los consolidantes aplicados al mismo material y analizados por comparación.
Bibliografía