- Menú
- RESTAURACIÓN CTS
- CONSERVACIÓN Y ARCHIVO CTS
-
CTS FOCUS
- PARTNERSHIP
- NOTICIAS Y NOVEDADES CTS
- REALIZACIONES
- EMPRESA
-
OFERTAS ESPECIALES CTS
- SOSTENIBILIDAD
- CONTÁCTANOS
|
A veces vuelven….
El redescubrimiento de los materiales tradicionales debe asociarse siempre a una valoración crítica de la documentación científica. Se corre de hecho el riesgo de enterrar materiales que estaban justamente relegados a la historia. Como ejemplo llevamos, en el campo de los consolidantes, la vuelta al escenario de los ochocentescos silicatos alcalinos (de sodio y potasio), conocidos desde finales de 1825 con el nombre de water glass o vidrio líquido. Estos productos son seguramente atrayentes por tres razones:
Sus propiedades de “pegado” hacen que, si se mezclan con pigmentos e inertes, decoren pinturas murales y revestimientos para exteriores por las óptimas prestaciones, y está en continua expansión sobre este segmento de mercado.
¿Pero como consolidantes?
Hay, sobre todo, que preguntarse porque tantas empresas y restauradores se han dirigido desde los años 60 al silicato de etíl, no obstante el vehículo disolvente, la necesidad de respetar ciertas condiciones ambientales para obtener buenos resultados, la imposibilidad de aplicación sobre superficies bañadas, y el coste más alto...
Podremos partir de la capacidad de penetración: el silicato de etilo se encuentra entre todos los productos consolidantes como aquel que tiene la mayor capacidad de penetración, naturalmente si se compara a los polímeros, pero también a los sistemas inorgánicos como el bario, agua de cal y silicatos alcalinos, que por su viscosidad tienden a “vitrificar” las superficies. Los silicatos son sustancias fuertemente alcalinas, con pH entre 10 y 13, y su uso debe excluirse totalmente sobre pinturas murales.
Pero el punto central que nos permite comprender los silicatos alcalinos de sodio y potasio se hayan abandonado como consolidantes es por su reactividad química, y en particular sus bajos productos de reacción:
Si(ONa)4 + 4 H2O → Si(OH)4 + 4 NaOH
silicato de sodio soda
Si(OK)4 + 4 H2O → Si(OH)4 + 4 KOH
silicato de potasio potasa
Como se puede ver los subproductos de la reacción son hidróxidos de sodio (soda), e hidróxido de potasio (potasa), sustancias de doble cara. Estamos frente a bases fuertes, con pH 14, que son también sales fuertemente higroscópicas, con la potasa además delicuescente (o bien en presencia de humedad atmosférica la absorbe hasta licuarse). Con el tiempo la soda y la potasa reaccionan con el anhídrido carbónico para dar carbonatos de sodio y potasio, sales solubles siempre higroscópicas, pero menos alcalinas.
La reacción de hidrólisis del silicato de etilo se produce, sin embargo así:
Si(OEt)4 + 4 H2O → Si(OH)4 + 4 EtOH
Se obtiene después la formación de alcohol etílico que evapora rápidamente del ambiente de reacción. No es por tanto necesaria ninguna operación sucesiva a la aplicación del silicato de etilo, mientras si es absolutamente necesario enjuagar abundantemente con agua desmineralizada las áreas tratadas con los silicatos alcalinos, controlando el pH hasta obtener la neutralidad. Este procedimiento no garantiza la completa eliminación de la soda y de la potasa de dentro de la estructura porosa.
También si en los años se han hecho tentativas de mejorar las prestaciones de estos materiales, invitamos a los más curiosos a documentarse solicitando a los distribuidores una documentación científica1, antes de tomar una decisión (¡y estos deberían valer para todos los productos!). Arriesgamos de todas formas, después de años de consideraciones sobre la vil acción de las limpiezas con soda y potasa sobre las superficies, de hacer entrar los mismos productos desde la puerta de servicio.
1. Una vastísima literatura defiende sin embargo el uso del silicato de etil, y CTS pone a disposición la gran bibliografía relativa al silicato de etil, Estel 1000.