Desde hace años se considera la técnica de desinsectación por anoxia como la metodología más avanzada para la eliminación de insectos que infestan bibliotecas, archivos, museos e incluso las colecciones privadas. Es una técnica caracterizada no sólo por una gran eficiencia, sino también por una ausencia total de toxicidad, como se ha subrayado en numerosos encuentros técnicos acerca de este tema. De hecho la anoxia es la alternativa totalmente sin riesgos con respecto a las sustancias químicas que presentan siempre, aunque a niveles diferentes, una cierta toxicidad, a veces asociada a carcinogenicidad’.
Queremos llamar la atención, resumiendo un estudio muy reciente publicado en Studies in Conservation [1], el problema relativo a los residuos de los pesticidas utilizados para las desinsectaciones.Los autores se han preguntado si dichos residuos podían ser peligrosos para los que trabajan diariamente en entornos que se dedican a la conservación de objetos, con especial referencia a las colecciones de manufacturas textiles; éstos son materiales que, como es sabido, pueden absorber en las fibras varias sustancias para luego liberarlas con el tiempo. El estudio se ha llevado a cabo en uno de los más grandes museos de Europa, el Deutsches Historisches Museum (DHM) de Berlín que, no obstante se haya destruido al finalizar la Segunda Guerra Mundial, conserva a día de hoy imponentes colecciones de objetos de todo tipo, incluso prendas civiles y militares, dentro de las cuales 3500 uniformes y banderas [2]. La investigación estaba finalizada a entender si en las fibras se han depositado sustancias tóxicas y si éstas se han extendido también a los entornos de exposición y almacenaje. Es sabido que en el pasado se han utilizado pesticidas a base de arsénico, mercurio y plomo, además de moléculas orgánicas cloradas. Posteriormente se han medido los niveles de estos contaminantes (como el cloro en referencia para los orgánicos), en siete diferentes substratos (lino, algodón, lana, seda, fibra sintética, cuero y piel), procedentes de 112 objetos militares y civiles.
La tabla más abajo contiene la información acerca de los pesticidas utilizados en el pasado en el DHM, así como muchísimos más museos y archivos, y no solamente, ya que el naftaleno se ha comercializado con el nombre de “naftalina”, que todos hemos usado, pero que no es comestible, a no ser que te llames Eega Beeva…
Valores relativos a la peligrosidad de las sustancias insecticidas
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LD50 oral rata mg/kg
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Carcinogenicidad
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Presión de vapor Pa (20°C)
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p-diclorobenceno
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500
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Nocivo
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Sospecha Carc.Cat.3
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170
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Naftaleno
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490
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Nocivo
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Sospecha Carc.Cat.3
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4
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PCP
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27
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Tóxico
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Si STOT RE 2*
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0.008
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Lindano
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76-125
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Tóxico
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Si STOT RE 2*
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5.1
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DDT
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113
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Tóxico
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Sospecha Carc.Cat.2
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0.00045
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MXC metoxicloro
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1860
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Nocivo
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Sospecha Carc.Cat.3
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<10-5
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* STOT RE 2 = Toxicidad específica para órganos diana - exposiciones repetidas Categoría de peligro 2 Algunas de las sustancias indicadas en la tabla presentan también toxicidad para la reproducción, efectos sobre la lactancia o a través de lactación, y otras consecuencias poco agradables.
Las mediciones de los investigadores alemanes se han realizado mediante cromatografía de gases (GC-MS), con fluorescencia a los rayos X (XRF), y en algunos casos con Espectrometría de Absorción Atómica (AAS), y han evidenciado una baja presencia de arsénico y mercurio, junto con una mayor concentración de plomo, sin llegar a ser preocupante. Hay que tener en cuenta que estos metales pesados podían estar presentes en algunos reactantes empleados en la realización de las obras, como el curtido de los cueros, y esto explica algunos resultados anómalos.
Es más preocupante, sin embargo, el dato relativo al cloro, que ha resultado ser ubiquitario, y en algunas obras incluso con niveles elevados. En algunas fibras y en el polvo se han detectado directamente trazas de MXC y de un segundo insecticida (Eulan BLN).
Se han llevado acabo incluso mediciones ambientales que han detectado bajos niveles de cloro en las áreas expositivas, pero concentraciones preocupantes dentro de las vitrinas; esta es una señal evidente de que las moléculas cloradas, retenidas durante años en las fibras textiles, se liberan de forma progresiva, y que en un área cerrada y sin circulación de aire se puede producir una acumulación peligrosa.
Resultados de las mediciones de las emisiones en el museo
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Aire en los entornos (μg/m3)
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Aire en las vitrinas (μg/m3)
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Límites de exposición (μg/m3)
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Naftaleno
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0-9
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8-425
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500
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p-diclorobenceno
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0
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4-84
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6000
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Lindano
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0
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4-9
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100
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Para el cloro también puede que existan otras fuentes, como los mordientes utilizados en el tinte de las telas, el sudor depositado por los que llevaron las prendas y la contaminación del aire, pero las concentraciones superiores en entornos cerrados y la detección de las moléculas mismas confirma la presencia de este tipo de sustancias que pueden ser inhaladas por los profesionales que se dedican a la manipulación de los objetos en los depósitos y en las vitrinas.
Bibliografía 1) Krug S., Hahn O.; “Pesticides at the German Historical Museum” Studies in Conservation, Vol.59, n°6, November 2014.
2) http://www.dhm.de/en/collections-research/sammlungen0/militaria-ii.html